Rasinari, imperio Austro-húngaro, 8 de abril de 1911. Estudió filosofía en Bucarest
, Rumania y se doctoró con una tesis sobre Bergson. En 1933 recibió el Premio de Jóvenes
Escritores Rumanos por su ensayo Sur les
cimes du désespoir. En 1937 es
enviado por el Instituto Francés a París, donde vive a partir de entonces,
cursando estudios en la
Sorbona y adoptando como propia la lengua francesa. Renunció
a la ciudadanía rumana sin adoptar ninguna otra, adquiriendo de ese modo la
condición de apátrida. Falleció en París el 20 de junio de 1995.
Ortega solía señalar que el no creyente, el
ateo, cree en no creer. Esta necesidad que supone la adopción de un sistema, de
un sentido virtual, pero sentido al fin –aunque provenga de la afirmación del sinsentido– pareciera ser la radicalidad
que Cioran articuló para lograr un itinerario coherente entre su modo de vivir
y su modo de pensar.
Se
ha definido reiteradamente la posición de Cioran como un escepticismo irónico,
una empresa intelectual no voluntarista, consecuencia más de la propensión a
escribir del escritor que de la vocación interpretativa del filósofo. Sin
embargo, su obra recorre un repertorio de índole filosófica. Esto último queda
evidenciado en la persistencia y acentuación, a través del desarrollo de su
producción, de sus obsesiones, enumeradas por su introductor en la lengua
española, Fernando Savater: El destino de
los pueblos, la decadencia, el
fanatismo, el final del politeísmo,
la mística... el suicidio, los
terrores majestuosos de la teología,
las amenazas triviales de la came. Una
actitud de resistencia e irreductibilidad, de pesimismo corrosivo y a la vez
poético (Jean François Revel llega a afirmar en 1979 que es el más grande
estilista francés contemporáneo), una actitud de desafío pasivo y tenaz se
desprende de toda su producción. Cioran
se inicia con ensayos para desembocar en el aforismo, su metodología discursiva
por excelencia, donde coinciden, fusionadas y confundiéndose, la eficacia de su
singular aptitud desenmascaradora y el virtuosismo formal del lenguaje, el
lenguaje como último y acaso único refugio desde el cual pulverizar, disolver,
aniquilar, toda lógica, todo sentido, todo intento de razón.
Susan Sontag, que lo introdujo y difundió en Estados Unidos, escribe, a
finales de los sesenta: "Una respuesta al descalabro que se produjo
durante el siglo xix en la
elaboración de sistemas filosóficos, consistió en el auge de las ideologías:
sistemas de pensamientos vehementemente antifilosóficos, que asumían la forma
de diversas ciencias del hombre positivas
o descriptivas. Inmediatamente recordamos a Comte, Marx, Freud y los
pioneros de la antropología, la sociología y la lingüística. Otra respuesta a
la hecatombe consistió en un nuevo tipo de quehacer filosófico: personal
(incluso autobiográfico), aforístico, lírico, antisistemático. Sus paradigmas: Kierkegaard, Nietzsche,
Wittgenstein. Cioran es la figura más destacada que escribe actualmente
ciñéndose a esta tradición". A propósito del último Wittgenstein y de su
influencia en Viena y a fin de relacionar esta mención de Sontag, que puede
parecer más sorprendente que las de Kierkegaard o Nietzsche, Cioran se refiere,
curiosamente, a un personaje histórico que protagonizó esa bisagra que supuso
el fin del siglo XIX y que acaso es analogable a este fin de siglo xx en el
cual el escepticismo irónico del autor de Del
inconveniente de haber nacido encuentra
tantos lectores devotos. Cioran se detiene en la personalidad de Isabel de
Austria, la célebre "Sissi", y cuando habla de ella, da toda la
impresión que está hablando de sí mismo. Veamos: en una entrevista realizada
por Antonio Oviedo se le pregunta qué advierte él en la famosa Sissi, nihilismo o desengaño. Cioran responde: "Aunque pueden citarse palabras
suyas teñidas de nihilismo, esta palabra tiene en su caso una connotación
filosófica que incomoda. Ella estaba totalmente desengañada, decepcionada,
escindida del mundo. No se preocupó de los debates ideológicos, ya que su
formación era principalmente literaria... No se trata pues de nihilismo, sino
de ironía suprema, de lucidez desesperada" y añade más adelante, ante una
pregunta sobre el origen de la actitud de la emperatriz: "No deseo
minimizar sus decepciones ni sus infortunios, pero no creo que hayan jugado un
papel fundamental. Se hubiera visto decepcionada en cualesquiera circunstancias.
Pensemos en los que practican la ironía, en los que recurren a ella en todo
momento. ¿De dónde viene? Su causa no es exterior, es interior, está en ellos.
De lo más profundo de un ser es desde donde emana la necesidad de arruinar
ilusiones y certezas, elementos del falso equilibrio sobre el que descansa la
existencia".
Tal
cual lo consigna Ferrater Mora, su pensamiento tiene un carácter eminentemente
fragmentario y antisistemático por voluntad del propio autor y ni el nihilismo
y la desesperación pueden ser objeto de doctrina puesto que para Cioran
"El nihilismo como doctrina es ya una trampa". En Cioran ou le dernier homme (1990) Silvie
Jaudeau postula que el pesimismo de este autor no puede ser asimilado por
aquellos que no han penetrado en el sentido último de ese pesimismo. Esa
tenacidad contra sí mismo, recurrencia de Cioran, no es más que un auténtico
caminar, de ruina en ruina, que revela finalmente al hombre último, gastado por la lucidez. Jaudeau advierte que no se
puede hablar de un hombre sin fe, más bien es un hombre desilusionado,
desengañado, que reconoce un parentesco muy profundo con los agnósticos
cristianos y una gran vecindad espiritual con el budismo, aunque descree de
toda religión, contra las cuales se explaya en un capítulo de Silogismos de la amargura. La carne en
oposición a una inmaterialidad óntica o la palabra en oposición a un silencio
esencial, corrompen. Su preocupación estilística por el lenguaje, su
vinculación con la palabra, su condición de artesano de la palabra, encierra la
paradoja de quien postula el silencio. Pero Cioran no teme a las paradojas, las
ama, se solaza al advertirlas como emergencia de la contradicción.
En
una entrevista realizada por su imposible
compatriota, la escritora rumano-argentina Alina Diaconú, publicada por la
revista Vuelta (dirigida por Octavio
Paz, amigo de Cioran), el autor de La
tentación de existir explica a su interlocutora, con la cual comparte el
dato cierto de haber nacido en un mismo país que los llevó a1 exilio: "Yo
soy apátrida. Quería ser apátrida: ser el dueño de mi vida. No ser nada. Es un
sentimiento de libertad extraordinario. Soy un ciudadano que vive en Francia,
pero no soy francés. Administrativamente soy apátrida y eso me agrada porque
corresponde a mis ideas. Los franceses me consideran francés porque escribo en
su lengua y ellos están muy orgullosos cuando un escritor extranjero escribe en
francés. Para los franceses, la patria esencial es la lengua". Y para Cioran la lengua fue su
territorio, la geografía existencial que le permitió la impunidad de impugnar
cualquier sistema que intentara explicar y dar sentido a lo que él cristalizó
como inexplicable y sinsentido.
La
localización conceptual en la obra de este autor (empresa que desarrolló
lúcidamente Fernando Savater en su Ensayo
sobre Cioran, de 1974) encierra también una paradoja puesto que requiere,
insoslayablemente, una forma de delimitación que el propio Cioran se inclinó a
subvertir desde su heterodoxia discursiva. Otra paradoja consignable resulta
del espíritu asertivo de sus aforismos, para quien la duda suponía un ejercicio
primordial.
Bibliografía:
Sur les cimes du
désespoir,
1933, originalmente en rumano (trad. esp., En
las cimas de la desesperación, 1991).
Le livre des
leurres, 1936, originalmente en rumano.
Des larmes et
saints, 1937, originalmente en rumano (trad. esp., De lágrimas y de santos, 1988).
Précis de décomposition, 1949 (trad. esp., Breviario de podredumbre, 1972).
Sillogismes de
l'amertume, 1952 (trad. esp., Silogismos de la
amargura, 1980 y 1990).
La tentation
d'exister, 1956 (trad. esp., La tentación
de existir, 1973).
Histoire et Utopie, 1960
(trad. esp., Historia y utopía, 1988).
La chute dans le
temps, 1964 (trad. esp., La caída en el tiempo, 1977).
Le Mauvais
Démiurge, 1969 (trad. esp., El Aciago Demiurgo, 1974).
De l'inconvénient d'être né, 1973
(trad. esp., Del inconveniente de haber nacido,
1981).
Contra la Historia, 1976
(antología española).
Essai sur la
pensée réactionnaire. A propos de Joseph de Maistre, 1977
(trad. esp., Ensayo sobre el pensamiento
reaccionario, 1985).
Ecartèlement, 1979
(trad. esp., Desgarradura,
1983).
Adiós a la filosofía y otros textos, 1980
(antología española).
Exercises d'admiration: essais et portraits, 1986 (trad. esp., Ejercicios
de admiración y otros textos. Ensayos
y retratos, 1992).
Aveux et anathèmes, 1987 (trad. esp., Ese maldito yo, 1987).
Le crépuscule
des pensées, 1991, originalmente en rumano (trad.
esp., El ocaso del pensamiento, 1995).
Bréviaire des vaincus, 1993,
originalmente en rumano (trad. esp., Breviario
de los vencidos, 1996).
Entretiens, 1995 (trad. esp., Conversaciones, 1996).
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